Akitu, Babilonia, cultos, Educación, Ishtar, religión

La Diosa Ishtar

Autor: JOREM

Ishtar fue probablemente la deidad femenina más importante de todo el panteón mesopotámico. Con el tiempo llegaría a absorber todas las cualidades de las distintas diosas que conformaron este extenso panteón. Esta absorción de cualidades, convierte a Ishtar en una divinidad muy compleja de analizar en nuestros días. Pero en el mundo antiguo, Ishtar fue sin duda alguna, una fuente de inspiración para el surgimiento de diosas similares en varias civilizaciones.

El origen de la diosa Ishtar se puede remontar hasta la antigua sumeria, para muchos, la primera civilización de la historia. En el panteón sumerio existía una divinidad llamada Inanna, asociada a diversos atributos que con el tiempo terminarían desembocando y sincretizándose con otra deidad mesopotámica llamada Ishtar. Entre estos atributos podemos destacar: el amor, la belleza, el sexo, la guerra, la justicia y el poder político.

En un comienzo, Inanna era una deidad con poco culto en Mesopotamia, a pesar de sus importantes atributos. Mientras que Ishtar era una diosa incluso con mucha menor trascendencia.  Pero todo esto cambiaría con la llegada de Sargón de Akkad y el que para muchos sería el primer imperio de la historia, el imperio acadio. Durante el gobierno de Sargón en toda Mesopotamia, ambas deidades se sincretizaron, pero se mantuvo el nombre de Inanna. Posteriormente, la hija de Sargón, Enheduanna, fue proclamada como sacerdotisa de Inanna en la ciudad de Ur.

Enheduanna escribiría himnos devocionales a la diosa, convirtiéndose en la primera escritora en toda la historia que firmó su obra. Ya en tiempos del declive del imperio acadio, Inanna termina por absorber las cualidades del resto de deidades femeninas y se convierte en una de las divinidades más importantes de Mesopotamia. Siendo, además, la deidad con más apariciones en los mitos de toda Mesopotamia, apareciendo incluso en la historia del ascenso del propio Sargón.

Aproximadamente en el año 2300 antes de nuestra era, Innana pasa a ser conocida como Ishtar, por los asirios y babilonios. Quienes tenían un fuerte aprecio por la diosa, El nombre de Ishtar puede traducirse como: “Benévola”. Durante el imperio neoasirio llegó a competir con el dios tutelar de los asirios, Assur. Mientras que en Babilonia sería una divinidad con mucha trascendencia junto al dios tutelar de la ciudad, Marduk. Ambos adornarían las construcciones de la ciudad con sus diversas representaciones iconográficas.

La diosa Ishtar, poseía 3 grandes aspectos, el primero como diosa del amor, la sexualidad y la fertilidad. El segundo como diosa de la guerra, siendo representada a menudo, con alas y portando armas. Mientras que su tercer aspecto, corresponde al celestial, siendo vinculada con el planeta Venus, que era conocido por los babilonios como Dilbat.

Estos aspectos contribuyeron en el resto de representaciones iconográficas de Ishtar a lo largo de la historia. En donde la podemos encontrar, viajando en un carro de combate arrastrado por 7 leones, siendo asociada con una estrella de 8 puntas o junto a un león, su animal sagrado. El mismo que puede observarse en la famosa puerta de Ishtar, construida en Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor II, y evidentemente, dedicada a la diosa.

Pero va a ser justamente en Babilonia donde uno de los aspectos de Ishtar resaltaría mucho más, ya que, en dicha ciudad, la diosa fue vista como una mujer sumamente bella, sensual e irresistible. Siendo, además, parte trascendental de la festividad del año nuevo babilonio, también llamado Akitu. En donde en el día décimo de la festividad, el rey babilonio representaba a Marduk quien tendría intimidad con la diosa Ishtar, representada por la alta sacerdotisa del templo llamado Esagila, uno de los más importantes de la ciudad. Todo esto con la finalidad de renovar la vida durante la primavera.

Por mucho tiempo se creyó que el culto a Ishtar se encontraba vinculado con la prostitución sagrada y que el caso del ritual del Akitu sería una prueba que contribuiría a tal afirmación. Lo cierto es que historiadores modernos consideran que no existen evidencias fidedignas para llegar a tal conclusión. Y que el caso del rito del Akitu es muy aislado, constituyendo una costumbre religiosa mesopotámica muy arraigada.

Uno de los epítetos más famosos que tuvo Ishtar fue el de reina o señora del cielo, que de hecho esa sería la traducción exacta del sumerio para su antiguo nombre, Inanna. Resultaba muy común que mujeres de Mesopotamia y zonas cercanas, hornearan pasteles para adorar a Ishtar, el origen de esta práctica se encuentra en un antiguo himno acadio sobre la diosa. Varios eruditos han llegado a considerar que los pasteles serían una representación de la propia diosa, ya que varios que han sido descubiertos se encuentran moldeados en forma femenina.

Como se indicó antes, Ishtar es la deidad mesopotámica que más apariciones tiene en los mitos de la zona. Entre las diversas historias que se pueden contar sobre la diosa se pueden destacar, el mito de su descenso al inframundo, el cual, posee un fuerte paralelismo con otros mitos de varias civilizaciones, que buscaban explicar el ciclo agrícola. Tales como el ciclo de Baal, el mito de Deméter y Perséfone, etc. Otro mito significativo, es el de Dumuzi y Enkimdu, el mismo que resulta muy similar a la historia judeocristiana de Caín y Abel.

Además, Ishtar aparece en la famosa epopeya de Gilgamesh cuando pretende casarse con este. Siendo al final rechazada.

La influencia de Ishtar se extendió en las grandes civilizaciones antiguas, pasando con los nombres de Astarté, Anat y Ashtoret hacia Fenicia y Siria. E influenciando en gran medida a la aparición de la Afrodita griega y por ende a la Venus romana. Mientras que, en el sur de Arabia, Ishtar tuvo su aparición, pero en género masculino, renombrado como, Athar, dios de las tormentas. Se cree que incluso llegó a influenciar a la famosa diosa hindú, Durga.

Su culto continuó floreciendo, hasta su declive gradual entre los siglos I y VI de nuestra era, con el auge del cristianismo. Aunque se tienen registros de que se le seguía rindiendo culto en partes de la alta Mesopotamia, concretamente, en ciertas comunidades hasta bien entrado el siglo XVIII. Aparentemente en nuestros días, en esas mismas zonas de Mesopotamia, continúa una veneración genuina y silenciosa a la reina del Cielo.

Video sobre el tema

Deja un comentario